Tomando prestado el nombre de las mesas táctiles desveladas hace unos
años, Microsoft anunciaba esta madrugada (hora española) una nueva familia de
tablets bautizada como Surface. La compañía de Redmond prepara así su propio
hardware para la llegada de Windows 8 de la mano de dos modelos con pantalla de
10,6 pulgadas y equipados con las dos grandes arquitecturas de procesador: ARM
e Intel.
Ambos modelos comparten interesantes puntos de diseño. Es el caso de
Kickstand, una lámina trasera integrada en la carcasa que puede inclinarse para
hacer de soporte de sobremesa. Además, los tablets Surface podrán recurrir a un
accesorio denominado Touch Cover, consistente en una tapa frontal de 3
milímetros que no sólo se fija magnéticamente al equipo para proteger su
pantalla, sino también para proporcionar un teclado táctil. La otra opción en
la parte de los accesorios, denominada Type Cover, eleva su grosor a 5
milímetros pero incluye un teclado mecánico.
El modelo basado en arquitectura ARM emplea un procesador Nvidia Tegra 3
y es el más ligero y delgado de los dos, con un peso de 676 gramos y 9,3
milímetros de grosor. Previsto en versiones con 32 y 64 GB de almacenamiento,
no le faltan la ranura para tarjetas microSD ni un puerto USB de tamaño
estándar.
Debido a las condiciones del procesador, será uno de los tablets que
estrenen una variante del sistema operativo de Microsoft bautizada como Windows RT.
La firma estadounidense no ha proporcionado una fecha exacta de salida al
mercado, limitándose a afirmar que llegará coincidiendo con la llegada de
Windows 8, prevista para otoño.
El modelo con procesador Intel (concretamente un Core i5 de la
plataforma Ivy Bridge) llegará a las tiendas tres meses después. En este caso,
el grosor se eleva hasta los 13,5 milímetros y el peso a nada menos que 903
gramos. Llegará en versiones con 64 y 128 GB, todas equipadas con un puerto USB
3.0, una ranura tarjetas microSDXC, una salida de vídeo Mini DisplayPort y el
sistema operativo Windows 8 Pro.
No hay de momento datos sobre los precios de estos tablets Surface, con
los que Microsoft jugará a no ser solamente una compañía de software, sino a
fabricar ella misma sus propios equipos. Una estrategia que también ha llevado
a cabo en el sector de las videoconsolas con la Xbox y que ha tanteado sin
éxito en segmentos como el de los reproductores de bolsillo (con sus ya extintos Zune)
o los teléfonos móviles (el experimento de los Kin también acabó siendo
cancelado
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